En este mes te compartimos la vida de dos beatos de la familia Salesina, conoce un poco de sus vidas.
5 de diciembre: Beato Felipe Rinaldi
Don Rinaldi había entendido, en el contacto íntimo con Don Bosco y luego en su experiencia personal, que la actitud constante de unión con Dios era el secreto de la activa vida y del espíritu del Fundador. Sin inmersión total en Dios no se puede ser su discípulo. "La vida interior - decía - puede parecer un poco extraña para nosotros, en cuanto, como los salesianos, estamos siempre activos y ocupados. Sin embargo, es solo lo único que nos hace religiosos".
Consideraba esta actitud, la fuente cristalina de todo, la gracia primera, el verdadero motor secreto del genuino espíritu salesiano; y lo afirmaba con valentía, casi de forma paradójica: "Nuestra santidad - escribía a los hermanos - no está tanto en la práctica del sistema de vida abrazado por la profesión salesiana y tampoco en la imitación de las virtudes de nuestro Padre, sino en asegurar que la vida salesiana por nosotros abrazada, y que la imitación de las virtudes paternas están animadas por el espíritu del que las vivía y con el cual ejercitaba las virtudes Don Bosco mismo".
Él encarnó tal interioridad apostólica, que fue la raíz profunda de una actividad sorprendente. Basta recordar que, durante su mandato, los salesianos pasaron de 4.788 a 8.836, con un crecimiento promedio de 450 por año, y las casas de 404 a 644. La beatificación de Don Bosco, en 1929, fue la ocasión que él valorizó por toda la concreta renovación espiritual y apostólica, abrió con 7 aspirantados misioneros y preparó expediciones de proporciones excepcionales, con el envío en misión de jóvenes - novicios y posnovicios.
El último de los sucesores de Don Bosco en tratar íntimamente con el Fundador personificó en sí mismo el espíritu de Don Bosco, la paternidad y la santidad, para ser capaz de impregnar mejor a sus hijos espirituales.
15 de enero: beato don Luigi Variara
Es una figura que resalta por una fidelidad extraordinaria en los caminos inspirados por Dios, pero elaborados e incluso distorsionados por las contingencias humanas. Un salesiano misionero que vivió en Colombia durante 28 años, dedicándose a los leprosos de Agua de Dios. Transformó la tristeza del lazareto con la alegría salesiana, con la música, el teatro, el deporte, el estilo de vida del oratorio salesiano. Y, caso único en la historia de la Iglesia, fundó la primera comunidad religiosa formada por personas afectadas por la lepra o hijas de los enfermos de lepra. Fue "fundador" a partir de su realidad de "fundado" en la sumisión plena a la obediencia religiosa. Murió sometido al "exilio" pesado que lo había alejado de la entrega total de su vida a los enfermos y a su Instituto, conjugando en sí mismo la obediencia religiosa más ilimitada con la fidelidad plena a la obra que el Señor le pidió, y la sumisión a las órdenes que le impuso su legítimo Superior y que parecían sacarlo de los caminos queridos por Dios.