¡BESO de Dios! ¡Caricia del Eterno!
¡Eva de los Abeles inmortales!
¡Reina de mil batallas colosales
contra las fieras huestes del Averno!
Límpida estrella de las albas puras.
Arca labrada en faenas celestiales.
¿Cómo es que el Verbo, en lances demenciales
de su amor, en tu vientre halló ataduras?…
Porque el amor, si es puro, es universo
donde comulga Dios con lo finito;
y la pureza en germen, al inverso,
se expande hasta abarcar al Infinito.
Es por eso que en ti Dios hizo un día,
prodigio tal, para nacer, María.
P. Jorge de Jesús Fuentes Davison, sdb.