Experimentar, probar, intentar y vivenciar.

Profra. Elsa Cerón

¿Qué podemos hacer los Padres de Familia para ayudar a nuestros hijos con su educación en casa?

Desde que el Covid llegó a nuestras vidas, las familias se enfrentan a un gran desafío: La casa se convirtió en el aula, la oficina, el patio, el gimnasio, la capilla... Los Padres de Familia tuvieron que aumentar sus roles en casa y agregar el ser maestros casi de tiempo completo, para enfrentarse a educar a niños que ponen a prueba su paciencia y habilidades pedagógicas.

Pero a estas alturas y a 13 meses del inicio de pandemia, ya debemos de poder encontrar un equilibrio durante el día, si ya nuestros hijos son capaces de tomar las clases en línea, dejar que lo hagan y nosotros papás dedicarnos a nuestros deberes y repartir el tiempo para jugar con nuestros hijos, permitir momentos de soledad (los adolescentes y los adultos que los necesiten, y destinar tiempo para compartir las tareas de la casa que también son una fuente de aprendizaje y de convivencia.

Independientemente al plan de estudios, sería bueno que cada padre piense qué habilidades adicionales puede enseñarles a sus hijos, e incentivarlos para que las desarrollen con actividades caseras de acuerdo a su edad y acompañamiento.  Inducirlos a que encuentren por sí mismos la solución a un problema cotidiano, animarlos a probar y a fracasar y seguir intentándolo de una manera diferente. Reforzar con ellos que el aprendizaje es un proceso que se va adquiriendo con la práctica y para que los chicos quieran aprendan necesitan experimentar, probar, intentar, vivenciar.



Para poder establecer el límite entre guiarlos/ayudarlos, es necesario que los chicos valoren el esfuerzo y registren el sentimiento de satisfacción y felicidad que les produce alcanzar un objetivo, eso es fundamental para sostener su deseo de aprender”. “Es más fácil resolverles el trabajo o la tarea y terminar, pero el mensaje que se le da es ‘como no puedes hacerlo lo hago yo’ lo cual afecta su autoestima y autoconfianza en sus habilidades. En cambio, al guiarlo, el camino es más largo, pero lo transita el chico y cuando haya resuelto la consigna, será su logro. Es bueno remarcar su logro y el camino que recorrió hasta lograrlo, eso hará que tenga más confianza en sí mismo y en sus habilidades para encarar otros desafíos”.

La motivación es elemental para que los chicos tengan interés en llevar a cabo la encomienda. A veces pasa que la misma no los motiva. En ese caso, una alternativa es proponerles una motivación externa, que puede ser inmediata o a corto plazo. Si es inmediata ocurre luego de que el chico realice la actividad. En el caso del corto plazo al realizarla puede obtener, por ejemplo, una estrella y a las tres estrellas una recompensa. La misma la puede proponer el chico y reformularla hasta que él y sus padres estén de acuerdo. Dentro de las opciones puede estar jugar a las cartas juntos, acostarse más tarde un sábado, disfrazarse usando la ropa de sus padres, entre otras opciones.

Es fundamental que exista una rutina donde se determinen espacios para cada cosa; para el aprendizaje es necesario que las rutinas se lleven a cabo con regularidad y constancia para que se conviertan en hábitos que los podrán aplicar a lo largo de sus vidas. Estas deben de ser flexibles y que se pueden acomodar a situaciones especiales. Establecer rutinas a los chicos les aporta seguridad, estabilidad, autonomía y orden interno.

En momentos tan críticos, si bien es importante la transmisión de conocimientos, es más importante el amor, la salud física y emocional, la seguridad de nuestros hijos y cómo aprender a ser contenedores y solidarios en familia y en la escuela.