Gracias a la vida

Profa. Ma. de Lourdes Aguilar Román

Gracias a la vida que me ha dado tanto…, es el inicio de un hermoso canto que creó la chilena Violeta Parra y con ese pensamiento deberíamos levantarnos diariamente, agradecidos por la capacidad de ver el cielo combinado con un poco de smog; de escuchar el canto de los pájaros mezclado con el ruido de una gran urbe; con la dicha de caminar, a pesar del cansancio de la rutina diaria; con la alegría de recibir los mensajes de los amigos, a pesar de la distancia; con la bendición de amanecer sanos, ante la lucha constante de una pandemia; con optimismo, porque simplemente tenemos un día más de vida.



A través de las películas y los rumores, la sociedad nos ha enseñado a tenerle miedo a la muerte. Y yo te pregunto, ¿dónde está tu confianza en Dios?, dejar de pensar que nuestra vida se acaba. Ahora que están cercanas las celebraciones en torno al Día de Muertos, por qué no nos detenemos a meditar y a reflexionar sobre todo lo maravilloso que ha sucedido a lo largo de nuestra corta, mediana o larga vida.

En nuestra religión católica, cuando una persona muere, el cuerpo se separa del alma; es decir, la materia se va desintegrando para convertirse en carbono; pero el alma, que es algo único, privativo y regalo de Dios sube a un lugar etéreo, el cual conocemos como Cielo. De la misma manera, nos han enseñado que debemos tener un juicio final y atravesar al limbo, o al purgatorio o al infierno, según la cuenta total de tus acciones a lo largo de tu vida. Pero con la plena confianza, de que Dios, un dios de amor nos invita a la reconciliación, a estar en paz consigo mismo, a morir con tranquilidad. Por eso, digamos con confianza: “Gracias a la vida, que me ha dado tanto”.

Y no olvides poner tu altar de muertos y recibir con gusto a tus seres queridos que ya habitan en el otro mundo.