“La obscuridad no existe, lo que existe en realidad es la ausencia de luz” interesante pensamiento de Albert Einstein y con el que quiero comenzar este artículo.
Imagínate dentro de tu habitación, en donde un día antes dejaste objetos tirados en el suelo (juguetes, zapatos, pinzas para el cabello, etc.) la ropa limpia no está ordenada se encuentra en la silla esperando a ser doblada y planchada, finalmente llevas prisa ya que debes cambiarte para reunirte de nuevo con tus familiares que esperan impacientes para ir al cine de noche y ¡zas! la luz se ha ido. Son aproximadamente las 9 de la noche y tu habitación se encuentra en un espacio donde es necesario encender la luz aun siendo de día; entras en tu habitación con la luz apagada, eres testigo de esa ausencia de luz o como comúnmente le llamamos ¡obscuridad!, no logras ver con claridad y te lastimas los pies a consecuencia de los objetos que dejaste tirados, te vistes rápido y corres dándote un tropezón, te levantas y logras llegar al coche pero ¡oh sorpresa! observas que las prendas no combinan y no luces de todo bien... ¡pff! Quizá con la luz encendida otra cosa hubiese sido…
Pues bien, querida Familia Salesiana, así suele pasarnos a todos en general, ya que en la vida tendremos momentos muy agradables y llenos de buenas experiencias (tiempos de luz), pero también habrá momento de dificultad (tiempos de obscuridad), en los que necesitamos un buen consejo, alguien que nos escuche y sobre todo el apoyo de personas que nos animen a continuar.
Para nosotros los cristianos, Jesucristo es esa luz que ilumina en todo momento, no solo en los tiempos de obscuridad ya que Jesús es la Luz del mundo (Jn 8, 12) o como dice el Credo: “Luz de luz”.
Cada cristiano desde el bautizo lleva esa luz dentro de su ser, por eso nos llamamos cristianos lo que significa que somos llamados a ser otros cristos para el mundo, ser luz para los demás, generadores de esperanza de que vendrán tiempos mejores.
Durante este adviento queremos invitarte a que nos preparemos, vallamos descubriendo la experiencia de Jesús en nuestra vida y fortalezcamos los dones, virtudes y habilidades que Dios nos dio para que llevemos esa luz de esperanza a aquellos que están en tiempos de obscuridad y juntos ir construyendo un mundo mejor.
¿Qué dices, te gustaría ser luz para los demás?
