Relaciones sanas

Psic. Elizabeth Fernández Fernández

En esta nueva era donde todo es efímero y se vive con rapidez y casi instantáneo, resulta “raro, extraño” conocer relaciones duraderas, pero sobre todo saludables y que construyan a las personas involucradas; y no me refiero solo a relaciones de pareja, sino también a relaciones de amistad, de trabajo y hasta de convivencia.

Está de moda el decir “tóxico o tóxica” y que generalmente se atribuye cuando una persona (o una relación) cae en la codependencia, o en la pelea y discusiones constantes, o en el ejercicio de sumisión-violencia, pero también se confunde y es tergiversa el significado dándole este adjetivo a la persona que pone en manifiesto sus emociones, necesidades, ideas o afectividades respecto a la relación con quien se está vinculando y se genera el conflicto o el desacuerdo o incomodidad.

El problema no está en expresarlo, de hecho, es lo más sano, solo que el punto fundamental está en la forma en que se transmite y con ello, está la emocionalidad con que va cargado el mensaje. Cuando expresamos ideas desde el enojo, el resentimiento, el rencor y la frustración, la intención real de la transmisión del mensaje, que se supone es generar comunicación, se rompe, y se convierte en un conflicto y se puede empezar a gestar un cúmulo de emociones también negativas en el otro que van creando relaciones perjudiciales.

Te comparto tres principios básicos para generar una relación sana, ya sea con pareja, amistades, en el trabajo o entre la familia: comunicación, respeto y confianza. Aquí te dejo algunos tips para fortalecer tus relaciones sanas, prósperas y que te construyan como persona sin dejar tu individualidad y esencia:

  • Comunicación: Cuando sientas alguna emoción negativa como enojo, ira, resentimiento, etc., evita discutir, mejor pide un espacio para tranquilizarte, de lo contrario, puedes lastimar con tus palabras o tus acciones. Recuerda que la violencia también puede ser psicológica como los insultos, el sarcasmo, la desvalorización de la persona o la humillación. Escucha para solucionar, no escuches para “defenderte”.
  • Respeto: Respeta los límites y la individualidad de los demás, por ejemplo, evita revisar el celular de la otra persona, conversaciones o “pedir o dar” contraseñas de plataformas o correos, esto es invasivo y además de generar temor, provoca asfixia y relaciones poco sanas. Sé amable y muestra gratitud, expresa elogios y reconocimiento a tu alrededor, eso, además de que recibirás lo mismo, te hará sentir bien.
  • Confianza: Confía en ti, reconoce tus cualidades, habilidades y talentos, cuando hay desconfianza hacia el otro, en realidad estamos sintiendo desconfianza en nosotros mismos, pero lo proyectamos hacia alguien más por miedo a la pérdida, y eso ya es un foquito de alerta, ya que nadie nos pertenece y todos tenemos derecho (y es sano) a tener otras amistades, conversaciones, convivencia que inclusive enriquezcan la relación. La confianza es con-fe en ti y en los demás, Erich Fromm (1959), psicólogo humanista nos dice que el amor es un acto de fe y es una decisión. 





Referencias:
“El arte de amar”, Fromm E., Ed. 2014 
“Cómo desarrollar relaciones sanas”, Safe Austin