Vida Eterna

La memoria de nuestros difuntos no es sólo sufragio; es también acción de gracias a Dios por haber dado a su Iglesia hombres generosos que respondieron a la voz del Señor. Algunos viven aún en nuestra memoria; otros han pasado a la historia y su recuerdo nos invita a bendecir al Señor; de no pocos, su vida humilde.

Sepamos reconocer el bien que, por gracia de Dios, hicieron en nuestra vida. Es la actitud que brota espontánea del corazón fiel y agradecido también cuando los conmemoramos. Ante el misterio de la muerte iluminado por la muerte redentora de Cristo. 

Al encomendar a los nuestros difuntos al Padre que da la vida y sostiene todo con su providencia, recordamos que «consumaron la vida», siguiendo «el camino trazado por Dios» Y por los que aún aguardan la llegada del Señor, pedimos por ellos, el «perdón», la «alegría», la «luz y la paz eterna» y el despertar «a la gloriosa resurrección» a fin de que, puedan contemplar eternamente el rostro de Dios. 

El día 2 de noviembre la Iglesia celebra el recuerdo por todos los difuntos. Una fiesta de acción de gracias a Dios por la vida de nuestros familiares y amigos difuntos, llena de emoción y nostalgia. Desde la ambiente escuela también hemos querido tener ese recuerdo. Los invitamos a realizar un momento de oración sencilla donde logremos plasmar el cariño, hecho recuerdo, por todos nuestros difuntos. 

Que sus ejemplos, las palabras y las buenas acciones de los que pasaron por la vida, antes que nosotros, nos sirva de aliento y estímulo para vivir nuestra existencia con gozo y alegría. Para todos ellos nuestro deseo de que Dios les haya dado el descanso eterno.